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Los edificios inteligentes piden paso en Baleares

La domótica e inmótica se perfilan como un negocio con infinitas posibilidades
enfocado a mejorar la calidad de vida y la seguridad

¿Ciencia ficción? No, domótica e inmótica. El futuro ya está aquí. Las construcciones inteligentes son una realidad y se perfilan como un negocio de infinitas posibilidades enfocado a mejorar la calidad de vida, aumentando la comodidad, la seguridad y el confort. Todo un logro que se analizó con detalle durante el transcurso de unas jornadas organizadas por la CAEB y la Fundación IBIT, que se celebraron el pasado día 24 de noviembre bajo el título “Domótica-Inmótica: Beneficios reales en ambientes inteligentes”. Según los últimos estudios, elegir una vivienda o establecimiento domótico puede resultar más caro entre un 3 y 5%, pero esta diferencia se amortiza con en el ahorro de energía y el aumento del bienestar y de la seguridad de sus habitantes.
Pero lo que es más práctico, no estamos hablando de una utopía, son viviendas y construcciones tan accesibles para cualquier empresario o ciudadano de a pie como hace unos años conseguir un móvil. Tanto el conseller de Economía y Hacienda, Lluis Ramis de Ayreflor; y el presidente de la patronal, Josep Oliver, coincidieron en destacar la importancia de este nuevo sector como un negocio en efervescencia.
El ritmo de vida actual está provocando un fenómeno cultural sin precedentes. Nos encontramos inmersos en la sociedad de la información, donde la domótica y la inmótica están tocando a nuestras puertas. La rápida evolución tecnológica inunda tanto nuestros negocios como viviendas particulares.
Que las luces del pasillo se activen al pasar sin pulsar ningún interruptor; detectar un fuga de gas, o de agua, o si hemos dejado una ventana abierta; encender la calefacción mediante una simple llamada de teléfono; generar alarmas por la entrada de intrusos cuando no estamos en casa, o en la oficina; que la cocina eléctrica se desconecte automáticamente, programar el sistema de riego, controlar el estado de luces y persianas a través de la televisión con un mando a distancia, desde cualquier teléfono, desde un ordenador, o que una enfermera en un hospital o en un geriátrico conozca con detalle los movimientos de un enfermo son algunas de las comodidades que ofrece este mercado.
Ésta y otras novedades se están promoviendo tanto en la Península como en Baleares hasta el punto que el índice de penetración en el mercado ya alcanza niveles bastante notables. Según cifras facilitadas por el asesor de la Asociación de Empresarios de Instalaciones Eléctricas y de Telecomunicaciones de Mallorca (ASINEM), integrada en la CAEB, Antonio Mateos Sastre, “el 50 por ciento de los establecimientos hoteleros de nueva construcción aplica tecnologías inteligentes, cifra que es inferior si hablamos de viviendas unifamiliares en las que sólo alcanza todavía un 10%”. No obstante, el directivo de Telefónica, Valentín Fernández, auguró un verdadero boom en los próximos años. “Los servicios de domótica y confort permiten una mayor calidad de vida ofreciendo una reducción del trabajo doméstico, un aumento del bienestar y la seguridad de sus habitantes, y una racionalización de los distintos consumos. Para que esto sea posible, en la vivienda se integran los distintos aparatos domésticos a través de redes”, indicó Fernández.

Perder el miedo a los cambios

¿La clave? En opinión de Antonio Mateos, “perder el miedo a los cambios, aunque ello conlleve en muchas ocasiones riesgos”. Apostar por introducir estas tecnologías en los nuevos inmuebles permitiría atraer un potencial comprador que está dispuesto a pagar hasta un 10% más en el precio final de compra o de alquiler. Mateos ha detectado que, precisamente, “los residentes extranjeros son los que solicitan más este tipo de instalaciones ya que les permite en ocasiones controlar su propia casa en su país de origen, a través de cámaras de vídeo e internet”. Por otro lado, el directivo de Robot S.A., José Alberto Antich, concluyó durante su intervención que “las instalaciones de estos sistemas ofrecen un 30 por ciento de reducción de gasto energético, un aumento del 20 por ciento en la vida útil de la maquinaria y una amortización de los gastos de dos a tres años”. Un negocio que pide paso en Baleares.

Texto: Cheska Díaz

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