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Sonreír
Por Eduardo Suárez del Real (*)

Paradójicamente la mejor campaña promocional que puede tener un destino turístico, es gratuita. La sonrisa tiene un valor incalculable y no tiene precio.
La sonrisa es la pieza más importante de la calidad turística. La piedra angular de la excelencia.
Las sonrisas tendrían que ser auditadas por Turisme y desgravadas en Hacienda.
Sonreír es actitud de servir.
Ante el turista que nos hace la misma pregunta que los cuatrocientos treinta y ocho que han pasado por aquí este día: sonreír.
Ante el que pregunta cómo llegar a Capdepera estando en el Port d’Andratx: sonreír.
Ante el que pregunta cómo llegar a Capdepera estando en el castillo de Cadepera: sonreír.
Ante el que ha olvidado su número de habitación: sonreír.
Ante el que cambia de opinión: sonreír.
Ante el que se equivoca: sonreír.
Ante el que no puede cumplir hoy nuestra expectativa económica: sonreír (seguro que vuelve cuando le vaya mejor). Ante el que intenta hablar nuestro idioma: sonreír. Ante el que no lo intenta: sonreír.
Se sonríe con el cuerpo, se sonríe con la mirada, se sonríe con las manos.
Sonreír es una actitud del alma que nos hace más hermosos.
Pero lo más importante es que, queramos o no, la sonrisa forma parte de la imagen orgánica de un destino turístico.
Tanto la imagen orgánica como la inducida, tienen un peso específico en la percepción que tiene un turista antes de conocer un destino. Y en la decisión de volver, tiene más peso la sonrisa con la que fue tratado, que el paisaje o las infraestructuras de las que disfrutó.
La sonrisa es nuestro principal patrimonio.
Si no aprendemos a sonreír hoy, no será necesario que nos enseñen a llorar mañana.

(*) Eduardo Suárez del Real. Gerente de la Associació Empresarial de Restauració de Mallorca.