Empresa al dia

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La empresa más en forma

Análisis y radiografía para conocer si su empresa es competitiva y estrategias para mantener su posición

Competitividad, globalización de la economía, ventajas competitivas, mejora de la calidad, reducción de costes, cultura empresarial. Todos estos y otros muchos son términos que están habitualmente en boca de empresarios, directivos, políticos, periodistas, etc., pero ¿es realmente competitiva mi empresa? ¿Cuáles son los niveles de competitividad? ¿Cómo puedo saber si realmente estoy siendo competitivo?
Una empresa es competitiva si es capaz de mejorar o mantener su posición en el mercado, manteniendo su viabilidad financiera (que sus beneficios remuneren al capital, esto es que obtengamos una rentabilidad de los recursos que hemos invertido en ella, tanto financieros como humanos, tecnológicos, o de cualquier otro tipo).
Según el Servicio de Consolidación de la CAEB, “sería conveniente para cualquier empresario no perder de vista el hecho de que un aumento de ventas continuado o una ampliación o crecimiento de su negocio, no necesariamente implica una rentabilidad elevada del mismo e incluso puede suponer el hecho de que no exista rentabilidad en absoluto o ésta sea negativa”. Con frecuencia en épocas de crecimiento económico, se oye decir a empresarios de los distintos sectores: “Hemos incrementado las ventas un 15%, ya hemos superado las ventas respecto al mismo período del año anterior…” pero ¿significa esto que el negocio es rentable? No tiene porque.
De hecho, desde el Servicio de Consolidación de Empresas apuntan que “nos movemos en un entorno cada vez más competitivo, en el que, por una parte, los precios y los costes en España están creciendo el doble que los de nuestro entorno económico, mientras que, por otra aparecen mercados emergentes y en expansión (véase el caso de China e India) que ofrecen cada día productos de mayor calidad a precios claramente inferiores a los de nuestras empresas”. Ante este panorama, “tendremos que tener muy en cuenta nuestro nivel de competitividad en el mercado, término muy usado, pero al que raras veces se le presta la atención debida”.

Factores externos
Este nivel de competitividad puede provenir tanto de factores externos a la empresa (creencias, percepciones, cultura de la población en general y de los empresarios en particular, la legislación, políticas, entorno, infraestructura, organizaciones intermedias de apoyo estatal, local o privado, proveedores de servicios financieros y no financieros, normas de calidad, etc.) como de factores internos derivados de la propia empresa (sus dueños, gerentes, empleados, sus prácticas gerenciales, su tecnología, la innovación de sus productos, certificaciones de calidad.. )
¿Qué hacer ante esta situación?, el Servicio de Consolidación de Empresas pone sobre la mesa como regla número 1, “la necesidad de que toda empresa tenga clara su estrategia, cual es su razón de ser en el mercado y a donde quieren llegar, cuando, cómo y con qué recursos”.
Una vez detectada la posición de la empresa y analizada su rentabilidad actual, existen varios caminos para mejorarla.

Diagnóstico de la empresa
Uno de los medios para diagnosticar y mejorar la capacidad competitiva de las empresas consiste en diferenciar cuáles son cuáles son actividades básicas y cuáles son los procesos soporte, con el objetivo de:

• Definir los factores de cada actividad básica que puedan influir en la disminución de costes.
• Buscar en cada eslabón aspectos de diferenciación de los productos/servicios.

Suelen ser estrategias comunes:
Liderar en costes (con un producto o servicio que tenga el menor coste posible para poder ofertarlo al menor precio ).

Diferenciación (ofertar un producto/servicio percibido por el cliente como único, estando dispuesto a abonar por él un precio superior. Esta percepción por parte del cliente puede conseguirse a través de distintos mecanismos, tanto internos ( calidad, innovación, tecnología), como externos ( publicidad, …).

Combinación de ambas (costes + diferenciación).

Enfoque o segmentación: concentrarse en un nicho de mercado en particular (clientes, producto/servicio, ...).

Hacia la diversificación
Pero también, desde el Servicio de Consolidación de Empresas recomienda que se opte por la estrategia de diversificación, esto es, la expansión de la empresa a nuevas áreas de negocio. Los motivos que pueden llevar a une empresa a diversificarse pueden ser muy variados:

Búsqueda de sinergías: en sectores relacionados entre los negocios existentes y los nuevos negocios. Permite costes más bajos, debido a economías de escala por compartir los recursos.

Transferencia de habilidades clave (“know how”): adentrarse en otros negocios en los que poder utilizar habilidades clave que permitan la creación de ventajas competitivas.

Falta de crecimiento en los negocios tradicionales: en mercados saturados buscar otros nuevos negocios con mejores perspectivas.

Aunque podría afirmarse que todas las empresas tienen o siguen una estrategia, en muchas de ellas, permanece implícita en su mente. Se oye en boca de los empresarios:…. “nosotros tenemos claro nuestro plan estratégico. No lo tenemos por escrito, pero todos sabemos a lo que nos dedicamos y nuestro objetivo es crecer un 20% anual”. A juicio del Servicio de Consolidación de Empresas, “el esfuerzo por hacer explícita dicha estrategia, analizarla y racionalizarla puede ser muy valioso para conseguir mejorar su posición competitiva, y con ella la tan deseada rentabilidad y la creación de riqueza”.

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