editorial

LA ECOTASA, O COMO VENDER UN NUEVO IMPUESTO A LA OPINIÓN PÚBLICA

Que la ecotasa es vendible socialmente de manera muy fácil, a nadie le cabe ninguna duda. No hay nada mejor desde el punto de vista político que apostar por un impuesto que el ciudadano de a pie, en principio y porque sería muy impopular, no deberá pagar, y que, dicho sea de paso, redundará, sin saber de que forma, en beneficio del medio ambiente. A todo ello hay que sumarle el siempre positivo factor de “que pague quien más tiene”, o mejor dicho, quien más gane, y es que en nuestra sociedad, quien gana, quien realmente saca rentabilidad de su negocio, de su empresa, sea autónomo, pequeña, mediana o grande, dando y creando trabajo, éste es, por lo visto, quien debe pagar más que los demás en todos los sentidos, económica y socialmente. En pocas palabras, está mal visto que una empresa gane y no comparta, cuando es precisamente esta empresa la primera que comparte con la sociedad donde está implantada, al ser motor y generadora de riqueza, procurando el trabajo diario y la posibilidad de mejorar la calidad de vida de muchas familias.

En cuanto a la ecotasa, este invento mediático de nombre bien sonante, aunque se trate de un impuesto, y cuyo fin no es otro que dotar de más recursos económicos a la administración de turno, aspecto que la ciudadanía apenas tiene en cuenta, se debe afirmar que es injusta desde sus planteamientos iniciales y, sin duda, fruto de la falta de imaginación y de empeño en conseguir mayores fondos económicos por parte del Govern de les Illes Balears a través de otros métodos que no sean el recurrir a los empresarios. Éste, sin dudarlo, es el camino más fácil y de menor esfuerzo. Una vez más, se equivocan, porque hoy en día, y más en Baleares, la empresa la formamos todos y si no, atengámonos a los datos estadísticos y comprobemos como aproximadamente el 70% del PIB de nuestra comunidad lo aportamos, o lo que es lo mismo, depende de las empresas, es decir, del trabajo y esfuerzo diario de empresarios y trabajadores.

Por otra parte, y ya cansados de asistir a tanta demagogia barata de quienes parecen otorgarse la potestad de ser ecologistas por el hecho de defender a ultranza la "ecotasa", se tiene que dejar muy claro que la empresa, el empresario, sea hotelero, distribuidor de automoción o transportista, es el primer interesado en que nuestro medio ambiente, nuestro paisaje, nuestra naturaleza, Baleares en definitiva, alcance niveles de protección del territorio suficientes, y siempre respetando la propiedad privada, para que nadie se preste a confusiones, que le permitan desarrollarse como recurso de futuro para el disfrute de las generaciones presentes y venideras. Ello, unido a nuestro interés en que nuestra economía funcione no solamente hoy, sino también mañana, hará posible que nuestros hijos, además de poder vivir en unas Islas mejor tratadas desde el punto de vista ecológico, tengan también la posibilidad de poder seguir obteniendo beneficios económicos de su trabajo, sin temor a que nadie les explique que un día, a principios del siglo XXI, alguien, unos gobernantes de limitadas miras, por su imprudencia y temeridad, acabaron para siempre con su principal motor económico, el turismo, siendo ya ese daño irreversible..... Sin duda, Túnez, Turquía y otros destinos europeos en fase de recuperación turística nos estarían eternamente agradecidos.

Ya para finalizar, tan sólo comentar que si el Govern de les Illes Balears lo que intenta con la implantación de dicho impuesto es desacelerar la economía balear, le tenemos que contestar desde esta humilde tribuna que va por el "buen camino". Y si nos lo permiten, y ante lo que parece ya una decisión adoptada por el actual Ejecutivo Autonómico, quede aquí aquella frase de Spengler que reza así: "Se puede perder la razón combatiendo la insensatez". Esperemos que éste no sea nuestro caso, puesto que la razón, estamos convencidos, nos asiste desde el primer día, y eso el tiempo lo confirmará. La cuenta atrás no ha hecho más que empezar...

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