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jueves, 02 de junio de 2011

Tras el 22 de mayo los gestores públicos se encuentran en la hora H del día D. Ya no hay más tiempo que perder. Tienen cuatro años por delante para realizar reformas de calado en la Administración que permitan la estabilidad presupuestaria y, cuando menos, que favorezcan a medio o largo plazo una reducción de la elevada presión fiscal, más propia de tiempos de bonanza que de un momento en el que miles de empleos asalariados y autónomos se están perdiendo. El tejido empresarial necesita de una respuesta útil, posible, realizable, necesaria y urgente para dar nueva vida a la economía, para impulsar la actividad de los empresarios y autónomos y para avanzar en el desarrollo de esta Comunidad y de nuestro país sin perder más tiempo. Balears necesita un plan para consolidar las empresas que existen, para crear nuevos negocios y para mantener el empleo. Hemos perdido muchas oportunidades en estos años de crisis y los próximos años han de ser cruciales para iniciar la senda de la recuperación.
Ha llegado el momento de disponer de una administración acorde a lo que es esta Comunidad y este país. Una Administración que utilice mejor los recursos, que funcione con criterios de eficacia y productividad, una Administracion que sirva a sus empresas, más cercana a la realidad y a las preocupaciones de los empresarios, sin tantas cargas burocráticas y que nos proporcione más seguridad jurídica, más garantías para hacer bien nuestro trabajo y que favorezca las condiciones de la actividad empresarial, adelgazando en estructuras y personal innecesarios e ineficaces.
Un tema crucial es la financiación y la Ley de Morosidad. Es fundamental cumplirla. No podemos permitir pagos de la Administración a 180 ó 210 días. Es necesario un plan de ejecución de la Ley y un compromiso de control de las normas que contiene, cosa que hoy por hoy no se está produciendo. Puestos a hacer reformas, también es necesario rediseñar las políticas de promoción empresarial. Hoy en día, las políticas públicas no pueden quedarse al margen de las amplias posibilidades que aportan las Nuevas Tecnologías e Internet en los nuevos modelos de negocio. La potencialidad de Internet requiere de empresas que tengan una base tecnológica. Desde las instituciones públicas deben promoverse las condiciones necesarias que permitan aprovechar las ventajas que las nuevas herramientas de gestión nos ofrecen.
La política general de promoción económica a través de ayudas, subvenciones o créditos bonificados deben ir a apoyar y atender a aquellos empresarios y autónomos que inician su actividad, así como a los que se encuentran inmersos en procesos de modernización, de implantación de estrategias, de formación y recualificación de su personal, de mejora de los procesos,  de aplicación de herramientas TIC, de innovación, de internacionalización… Y hemos de dejar atrás políticas de subsidio generalizado.
Otro capítulo esencial es la internacionalización.  No se reduce a la venta de nuestros productos en mercados extranjeros, sino a toda la cadena de valor. Actualmente, muchas empresas optan por  localizar parte de su proceso productivo en otros países, bien por economía de costes, o bien por cercanía a un nuevo mercado. No podemos perder de vista que estas estrategias forman parte de la política de internacionalización de una empresa y que muchas veces son garantía de su viabilidad futura.
Por último, conseguiremos que se creen nuevas empresas y negocios eliminando barreras a la creación de negocios, eliminando cargas, dando apoyo fiscal y financiero y tomándose muy en serio el autoempleo como salida a la crisis.
Para ello, debemos trabajar más la formación y la educación como algo  esencial en esta recuperación que proponemos. Necesitamos trabajadores que cumplan, que sean creativos, que estén formados, cualificados, responsables y que se comprometan con los valores de la empresa. Demandamos una oferta educativa adaptada a las necesidades del mercado laboral. Además, se debe instaurar el plurilingüismo en la escuela desde temprana edad, así como fomentar la cultura del esfuerzo.