No hace mucho nos lamentábamos, a través de este editorial, de lo negativas que son las perspectivas económicas y, por ende, de disminución en afluencia turística a Baleares, para esta próxima temporada alta. También nos quejábamos de que a los factores externos, propios de esta coyuntura económica que vivimos y padecemos en las Islas, se suman otros factores internos, que resulta hasta reiterativo volver a mencionar. Sea como fuere, el 25 de mayo de 2003, las urnas han hablado, y lo han hecho de tal forma que han encomendado a nuestros futuros gobernantes que, ante todo, hagan lo posible para minimizar los efectos negativos de un verano turístico que, como decíamos, no se presume boyante. Pero es que además, hay tantos frentes abiertos que exigen de inmediata "salvación", como son ordenación del territorio, construcción, mejora urgente de infraestructuras, etc., etc., que lo primero es establecer un orden de prioridades, perfectamente ordenado, planificado y elaborado...
Desde aquí, nuestros mejores deseos, nuestra mayor colaboración, nuestra total disposición, porque en este barco cuyo nombre es Baleares, navegamos todos...