Jesús Salas, Presidente de la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de Baleares, asegura que el sector es el principal interesado en servir gasóleo de calidad a sus clientes, a la vez que anima a la Administración y CLH a la asunción de medidas que garanticen la correcta calidad del suministro

Como consecuencia de las reiteradas noticias que han aparecido en los distintos medios de comunicación centradas en la existencia de combustible en mal estado, las estaciones han vuelto a estar en el punto de mira de los medios de comunicación y de la Administración por unas cuestiones de las que en realidad no son los responsables. Estas injustas imputaciones sirven para dar a los titulares de gasolineras una imagen totalmente deformada ante los clientes de su empresa. Esta circunstancia echa por tierra todo el trabajo de muchos años intentando fidelizar a los clientes de la estación a través de un servicio que busca únicamente su satisfacción. No se trata de eludir responsabilidades sino de buscar quién es el responsable. Es mucho más fácil cargar contra unos pequeños empresarios que contra unas grandes empresas petroleras. Lo primero que se debe comprender es que el empresario de la estación de servicio no es ni el fabricante, ni el suministrador, ni el propietario del combustible que sirve a sus destinatarios finales, sino que el que distribuye el combustible es CLH (siendo éste igual para todos), y el titular de dicho combustible es la respectiva petrolera que abandera la estación. Por tanto, el titular de la estación se limita a servir a sus destinatarios finales el producto de la compañía. A raíz de una serie de reclamaciones iniciadas por el sector del taxi, se hicieron distintas inspecciones por parte de la Dirección General de Consumo de la CAIB en algunas estaciones de servicio (40), siendo los resultados nada preocupantes o con muy poca incidencia de presencia de agua en los tanques. Esto demuestra que los empresarios no somos responsables del combustible de poca calidad que se sirve. A la vez, por parte de algunos empresarios de estaciones de servicio, se cogieron muestras del combustible servido por la petrolera enviándose a analizar, dando éstas un resultado que en ocasiones triplica los umbrales permitidos por la legislación de presencia de agua. Desde este colectivo se ha dado a conocer a las petroleras que el gasoil que nos sirven no está en buen estado. De hecho la propia CLH (cuyo accionariado está compuesto por las propias petroleras) ha reconocido públicamente ser la responsable del suministro de unas partidas de combustible defectuoso, aunque únicamente admite que fueron las servidas cuatro o cinco días del mes de Febrero 2003, teniendo constancia desde las EE:SS: que el combustible sigue siendo, al menos en algunas ocasiones, de mala calidad. En este sentido, no puede dejarse de lado el tema de la dificultad que tiene el empresario para determinar la calidad del gasoil que se le suministra, pues analizarlo, aparte del coste que supone, tarda una media de 20 a 30 días, sin que exista posibilidad de conocer al instante la calidad del producto que se sirve por el distribuidor que recoge de CLH, siendo que rechazar sistemáticamente el combustible supondría el desabastecimiento de este producto con los problemas para el consumidor que ello supone. Puede ser que el problema radique en la infraestructura con que cuenta CLH en Balears con una capacidad de almacenaje insuficiente (de hecho se están ampliando los tanques de CLH en Son Banya). Unos no quieren asumir sus responsabilidades (petroleras y CLH) desplazándola a los empresarios, y otros (la Administración) persiguen al débil para dar imagen de efectividad, sin importarle realmente quién tiene la culpa.