Actualitat CAEB

José María CuevasPresidente de la CEOE: “La reducción de la fiscalidad a las empresas incentivaría las inversiones y la creación de empleo”

José María Cuevas acaba de ser investido doctor honoris causa por la Universidad Alfonso X El Sabio. Este madrileño que roza los 70 años, de talante dialogante y conversador, lleva más de 20 años ligado a la CEOE, su segunda casa. En mayo de 1984, fue elegido presidente de la gran patronal y desde entonces ha compatibilizado este cargo con el equipo de Sarrió, una sociedad de la que es vicepresidente y consejero. La apertura de la Unión Europea hacia el Este y las nuevas oportunidades de mercado, la buena imagen actual del empresario en España, como agente que ha contribuido, y contribuye, a la mejora del bienestar social, y el debate sobre la reducción de la jornada laboral son algunos de los ejes en los que Cuevas centra su entrevista.

¿El vigor del euro frena la confianza de los empresarios? ¿Qué vaticinios haría para 2004 de la marcha de la economía?
-La empresa española tiene ante sí una serie de retos que ha de ser capaz de superar para mantener y mejorar nuestro nivel de bienestar social; si bien es cierto que, gracias a las políticas económicas aplicadas en los últimos años así como al esfuerzo empresarial, la cuota de nuestras exportaciones ha alcanzado un 4% de la Zona Euro, es importante no perder de vista las nuevas metas que este nuevo año 2004 nos presenta. Una de ellas es la fuerza de la moneda única. Su apreciación origina una cierta dificultad a las exportaciones en los países de la Unión Europea, sin embargo se compensa gracias al crecimiento del comercio mundial.
Lo que está fuera de toda duda es que ante el 2004, la empresa española ha de potenciar su nivel de competitividad y la tasa de actividad, además de seguir creando empleo. La flexibilidad, la especialización, la calidad y la innovación, a este respecto, son puntos clave; así como el servicio al cliente, la inversión en bienes de equipo y la reducción de costes. Incrementar la productividad y la adecuación de las cargas salariales y no salariales son parte indispensable de un plan de mejora de la competitividad de nuestras empresas.
Y no olvidemos tampoco que 2004 trae consigo la ampliación de la Unión Europea, que así quedará compuesta por 25 países dando lugar a un mercado interior de unos 450 millones de habitantes, y recordemos que, en materia de mercado internacional, España ha pasado de ser un país receptor de inversiones extranjeras a ser un país exportador de capitales. Todo ello genera buenas perspectivas y oportunidades.
-¿Qué reformas considera que quedan pendientes para elevar el índice de competitividad de nuestras empresas?
-Bajo mi punto de vista, y creo que el de todos los empresarios españoles, una de las más importantes es la reducción general de las cotizaciones a la Seguridad Social. Ese porcentaje tan alto que pagamos los empresarios es una verdadera traba para el empleo, al que penaliza. Piense que las contribuciones empresariales en términos de ingresos fiscales, son nueve puntos superiores a las de los países de la Unión Europea. Una reducción generalizada de cotizaciones tanto para las nuevas incorporaciones como para las ya existentes, tendría una mayor trascendencia para el empleo, y estamos convencidos de que es una decisión factible, a la vista de los excedentes que, año tras año, tiene el sistema de la Seguridad Social.
También la reducción de la fiscalidad a las empresas incentivaría las inversiones y la capacidad de crear empleo. Además, los empresarios seguimos haciendo hincapié en la capacitación y formación de los recursos humanos como centro de nuestra línea empresarial. Un objetivo que nos permitirá la conquista de unos mejores niveles en materia de competitividad. Es un valor añadido que favorece, tanto la adaptabilidad de las propias empresas como la capacidad de empleo del propio trabajador.
Además, como decimos en nuestro último informe sobre competitividad, el mundo empresarial es consciente de la importancia que la innovación tecnológica tiene sobre la productividad y competitividad de las empresas y, en general, sobre la economía española y el bienestar social. De ahí la necesidad de dar un salto cuantitativo y cualitativo en nuestra cultura tecnológica. Y para recuperar competitividad, las claves son ahora otras, y quizás, dentro de ellas, la más importante sea la flexibilidad.
La cambiante realidad de los mercados impone a las empresas modernas una obligación de adaptar continuamente sus estructuras productivas, y en este proceso necesitan mayores dosis de flexibilidad.
-¿Qué recomendaciones haría a nuestros empresarios en materia de salud laboral?
Es importante concebir la seguridad y la salud en el trabajo como materia en la que invertir, no como coste, ya que constituyen un factor de competitividad de la empresa. Por lo que se refiere a la normativa, creo que los empresarios deberíamos señalar que hay que abordar las dificultades de aplicación y complejidad de este marco legal y al mismo tiempo, fomentar la cultura preventiva, así como la corresponsabilidad de todos esa prevención.
Respecto a la pregunta de qué se puede hacer, le responderé con una frase sencilla hay que inculcar más cultura preventiva. La prevención es una actitud individual que requiere una labor colectiva de todos los sujetos implicados en el mundo del trabajo: empresarios, trabajadores, organizaciones empresariales, sindicatos y administraciones públicas. Es decir, estamos ante un problema que afecta a todos y que, entre todos, hemos de solucionar.
-¿Cómo ha influido el descenso de los tipos de interés, la reducción de la inflación y las disminuciones de las cargas fiscales en el día a día de las empresas?
-Como sabemos, una menor presión fiscal posibilita una mejora de nuestro nivel de competitividad. A este respecto, nuestra política tributaria viene contribuyendo, en los últimos años, al crecimiento de la economía española a través de la modificación y reducción de algunos impuestos, la consecución del equilibrio presupuestario y el mantenimiento de elevados ritmos de crecimiento económico y de creación de empleo. Todos estos factores, junto al descenso de los tipos de interés y de la inflación, han ayudado a fomentar la modernización de nuestra estructura productiva y han contribuido al incremento de la inversión. Por otra parte, es importante tener presente el papel tanto de la Administración General como de las comunidades autónomas así como las Corporaciones Locales en el desarrollo de una labor que no distorsione el carácter positivo de una política fiscal estatal de reducción impositiva a través de la creación de figuras tributarias o del incremento del gravamen de impuestos cedidos.
-Europa ha abierto un debate sobre la reducción de la jornada laboral y su repercusión en el empleo. ¿Cómo se traduce este debate en España?
-Creo que el debate, en España, ha perdido el poco interés que tenía, desde el momento en que las experiencias de reducción generalizada de jornada en algunos países ha supuesto un notorio fracaso. Tanto Francia como Alemania están cambiando sus tesis sobre la jornada de 35 horas. Los sindicatos españoles no tienen en su frontispicio de peticiones y propuestas ésta que, como digo, la experiencia ha demostrado lo negativa que es para la competitividad de las empresas y, por ende, de la economía de un país.
-¿Qué consejos daría a los empresarios en materia de formación?
-La inversión en capacitación de nuestros trabajadores ha de suponer el centro de nuestra estrategia empresarial, ya que una población activa más formada y empleable nos sitúa aún más cerca de nuestros socios europeos. Éste es un reto de especial actualidad ante la presente ampliación de la Unión Europea. Reducir los niveles de fracaso y abandono escolar, así como el incentivo de la formación profesional han de cobrar mayor relevancia en nuestra actividad empresarial reequilibrando los distintos niveles de cualificación y fomentando la responsabilidad individual en la formación.
-¿Qué retos tiene el empresariado balear?
-Por un lado, los mismos que el empresariado del resto de España, globalización de los mercados internacionales, ampliación de la Unión Europea hacia el Este, la aplicación del Protocolo de Kyoto, la fuerza del euro o la rigidez del mercado laboral y el porcentaje tan alto con el que el empresario participa en la financiación de la Seguridad Social.
-¿Cómo se presenta la negociación colectiva?
-La situación actual del marco de diálogo y negociación colectiva es positiva. Ya se sabe que hoy por hoy, el número de horas perdidas por motivo de huelga ha descendido de manera considerable. El nivel de negociaciones, en general es fluido y correcto, gracias en gran parte a los acuerdos para la Negociación Colectiva de 2002, 2003 y su prórroga para 2004. Sin embargo, cabe la posibilidad de mejorar aún más el actual marco de negociaciones. Hemos conseguido cubrir un mayor número de materias gracias a la negociación colectiva, pero ha llegado el momento en que el empresario ha de trabajar por lograr una mayor agilidad y eficacia, cualidades que harán más fácil la respuesta a este nuevo marco colectivo del 2004. Creo que el empresariado español ha probado claramente su interés por mejorar a este respecto y, tras felicitar el esfuerzo de organizaciones y trabajadores, queda hacer un llamamiento para mejorar una situación que ya de por sí se plantea positiva.
-Y por último, ¿cómo ve el modelo de la Seguridad Social y su financiación?
-En materia de Seguridad Social, hay que destacar dos hechos: la importancia del empleo para asegurar la viabilidad del sistema de Seguridad Social que se financia por cuotas; y la necesidad de preservar el principio de caja única de la Seguridad Social con el fin de mantener la equidad y la solidaridad del sistema para todos los afiliados. Por otra parte, los empresarios españoles recordamos la necesidad de disminuir las enormes cotizaciones sociales que pagamos los empresarios, con las cuales hemos contribuido de manera considerable a eliminar el déficit de la Seguridad Social. Se ha de resaltar que el abono de más del 24% de la base de cotización de cada trabajador que se contrata encarece de forma importante el empleo, y estos pagos, unidos al elevado coste de despido, suponen una causa importante de la tasa de paro en España, superior a la media de la Unión Europea. La contribución más importante que reciben anualmente los Presupuestos Generales del Estado y de la Seguridad Social son las cotizaciones empresariales, que suponen el 80% del total de los recursos por cotizaciones sociales, una cifra muy superior al montante del IRPF o los impuestos indirectos. En la actualidad, la Seguridad Social vuelve a acumular un superávit que deja atrás la crisis en la que se encontraba. Esta realidad posibilita así una reducción de las cotizaciones sociales.