Puerto de Maó: futuro incierto del turismo de cruceros

Las últimas estadísticas facilitadas por la Autoridad Portuaria de Baleares destacan que el puerto de Maó ha sido el único puerto balear donde creció la afluencia de cruceros durante el pasado mes de septiembre. Aunque dicho dato no deja de ser positivo para los intereses económicos de la isla, en muchas ocasiones este tipo de valoraciones a corto plazo ocultan los problemas subyacentes del puerto de Maó, los cuales presentaremos a continuación, que impiden ver con el mismo optimismo el futuro de esta clase de turismo tan apreciado por su elevado poder adquisitivo. Recurriendo a un símil utilizado en economía, podríamos decir que "el mar en calma oculta las rocas que hay bajo la superficie".

Durante la última década la industria de cruceros es la que más rápidamente ha crecido en el turismo mundial. Mientras que éste creció a una tasa acumulativa anual del 4,5%, el subsector cruceros lo hizo al 8,6%. Esta es una de las principales conclusiones que se extraen del estudio sobre "Cruceros", primer número de la colección de Estudios de Productos Turísticos, del Instituto de Turismo de España (Turespaña), del que es autor Manuel Butler, director de la Oficina Española de Turismo en Miami.

Este desarrollo espectacular queda reflejado en la prospectiva que hemos elaborado para el año 2001, según la cual hasta esa fecha entrarán en servicio cuarenta nuevos buques, alguno de ellos este mismo año, con una capacidad conjunta de 65.956 camas. A esta cifra hay que restar las camas que dejarán de estar disponibles por los buques de dejarán de estar en servicio. Este dato es coincidente con el presentado en el estudio citado anteriormente que cifra en 55.194 las camas netas que deben añadirse a la actual oferta del mercado turístico de cruceros que asciende a 175.000 camas, que ha crecido a un ritmo de 13.500 camas/año entre 1995 y 1998.

Una ventaja añadida del turismo de cruceros y, por extensión, del turismo náutico es que puede potenciarse sin que suponga un gasto de suelo, es decir, sin hipotecar el escaso territorio insular. A nuestro entender, esta concepción es compatible y sincroniza bastante con la que emana de la actual moratoria urbanística promovida desde el gobierno de nuestra Comunidad Autónoma.

Todas las escalas de Cruceros suelen ser en temporada veraniega ya que en invierno estos buques se trasladan mayoritariamente a aguas del Mar Caribe. Esto implica que se nos concentran los buques cruceros en un espacio corto de tiempo, con una gran coincidencia en los días de la semana y con unos tamaños de buques a los que a duras penas les podemos dar el servicio que requieren.

La competitividad del mercado ha conducido a que las grandes compañías opten por adquirir barcos cada vez de mayores dimensiones en eslora, manga, tonelaje y capacidad de pasajeros con el fin de rentabilizar sus inversiones. A modo de ejemplo el buque medio que está entrando en estos momentos en el puerto de Maó tiene 165 mts de eslora, la eslora media de los buques actualmente en construcción es de 220 mts. Dato absolutamente preocupante ya que en la rada de la estación Marítima de Maó actual sólo en condiciones de calma, se puede revirar un buque de este tamaño y aún así, con dificultades. Del análisis que hemos realizado se desprende que únicamente doce de los cuarenta buques con pedidos en firme o en construcción son aptos para entrar hasta la actual estación marítima del puerto de Maó. Estos barcos tienen una capacidad para 5.905 pasajeros, únicamente el 9% de la capacidad ofrecida por los buques en construcción hasta el 2001.

Por otro lado, las compañías demandan, como contrapartida para incluir un determinado puerto entre sus rutas turísticas, mejores servicios portuarios que les garanticen la prestación de un servicio adecuado a sus propios clientes. Resulta evidente que disponer de un buen servicio de remolcador es fundamental para garantizar el atraque y desatraque de estas enormes moles de metal, sobretodo cuando las condiciones meteorológicas no son las óptimas. A pesar de ello, el puerto de Maó dispone únicamente de un remolcador de escasa potencia que a duras penas puede realizar dicho cometido.

Para los profesionales integrados en APEAM, asociación integrada en CAEB, y que vivimos de la actividad que genera el puerto de Maó consideramos que estos temas son motivo suficiente para abrir un debate que reúna a todas las partes implicadas, desde la Autoridad Portuaria de Baleares hasta los responsables de turismo de la Administraciones Autonómica y Local, que desemboque es un proyecto de futuro, con plazos definidos, para el puerto de Maó.

Federico J. Cardona Trémol

Delegado Insular en Menorca de la Asociación Provincial de Empresarios de Actividades Marítimas de Baleares (APEAM)

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