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Turismo rural: la oferta distinguida

Unas camas que oscilan entre las ocho mil pesetas por noche hasta las 47.000, dependiendo del momento en que se alquilen y del tipo de estancia

El turismo rural es considerado por buena parte del sector del hospedaje una oferta de calidad. Dentro de las diversas modalidades de esta actividad turística, destaca sin duda el hotel rural, un tipo de establecimiento en alza que además de dejar buenos resultados, satisface al cliente y otorga al destino una marca diferenciada.
En Menorca, son cuatro los establecimientos vinculados a la Asociación Hotelera de Menorca, todos ellos con categoría de cuatro estrellas. Se trata de los hoteles rurales de Morvedra Nou y Sant Ignasi (ambos en el término municipal de Ciutadella) y de Biniarroca y Son Tretze (en Sant Lluís). Todos ellos tienen como común denominador su reciente apertura (desde mediados de los 90 a este mismo año, en que se abrió Son Tretze). Su nacimiento, pues, se ajustaba ya a todas las exigencias que reclama el tipo de cliente que visita estos establecimientos: buenos servicios, alta calidad en las prestaciones y una oferta de ocio diferenciada, para poder disfrutar en tranquilidad unos días de asueto. El tipo de cliente nada tiene que ver con el que contrata el paquete turístico con turoperadores: los usuarios de los hoteles rurales son personas con elevado poder adquisitivo y, en muchos casos, tienen un relevante peso social en sus respectivos ámbitos laborales.
A diferencia del agroturismo, que complementa la actividad turística con la agropecuaria, el hotel rural se ha concebido para satisfacer una demanda muy especializada, que huye de las multitudes y quiere estar rodeado de pocos vecinos. Por ello, aunque se trata de construcciones antiguas (Morvedra Nou data del siglo XVII), que inicialmente tenían usos generalmente agrícolas (en el caso de Son Tretze no es así, ya que se trata de una antigua fábrica de maquetas de barcos en miniatura) las fincas han sido remodeladas para ajustarse a la nueva actividad.
En todo caso, la situación de Menorca difiere poco del resto de la oferta de los hoteles rurales que existen actualmente en las islas. La oferta total de habitaciones apenas llega a la cincuentena, con lo que el número de plazas disponibles siempre es escaso y conviene hacer reservas con antelación para asegurarse las camas. Unas camas que oscilan entre las ocho mil pesetas por noche hasta las 47.000, dependiendo del momento en que se alquilen y del tipo de estancia. Unos precios razonables para unas dimensiones adecuadas con la isla. Cabe tener en cuenta que, debido al tipo de explotación agraria, Menorca presenta unas extensiones de terreno más pequeñas que Mallorca, por ejemplo, con lo que las viviendas también reducían su espacio.
En cualquier caso, la media de habitaciones por hotel rural (entre doce y trece) está algo por debajo de la media nacional, que se sitúa en 16 habitaciones. A pesar de lo que marca la ley en Baleares, que permite tener un máximo de 25 estancias por establecimiento, los empresarios de la isla siguen el buen criterio de limitar su oferta para evitar saturaciones, algo que agradecen los clientes.
Por último, la Asociación Hotelera de Menorca se muestra partidaria de esta oferta especializada, siempre que no se rebasen ciertos límites. Para ASHOME, no es conveniente que cada dos fincas haya un hotel rural, puesto que se perdería uno de los valores más importantes en este tipo de producto: la exclusividad del ambiente selecto. Factores positivos son que el turismo rural apuesta por la diversidad biológica ambiental y por la identidad cultural del espacio donde se localiza la oferta, además de la tranquilidad y la exclusividad que supone poderse alojar en medio del campo.
Aún queda bastante camino por recorrer, asignaturas pendientes para que Menorca conforme una oferta coherente y completa en este segmento de alta categoría: faltan elementos que complementen una estancia de alto nivel, como es una gastronomía exquisita o espacios de recreo fuera de los circuitos del sol y playa. Para la Asociación Hotelera, es imprescindible conferir al hotel rural una oferta en este sentido, ya que todo lo que se asimile a estándares tradicionales está abocado al fracaso, ya que no es lo que el cliente demanda.

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