"El turísmo náutico deja una importante riqueza con un mínimo consumo de territorio"

Ricardo Ferrer, Presidente de la Asociación de Instalaciones Náuticas y Deportivas de Baleares (ANADE), insiste en que hay que ver esta actividad como una industria y no como un deporte elitista


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Ricardo Ferrer de Espona nació en Barcelona en el mes de marzo de 1945. Realizó estudios de Ingeniería Industrial y trabajó en varias empresas del sector químico. Su llegada a Mallorca fue a raíz de su nombramiento como delegado de Volvo Concesionarios en Baleares hace quince años. Al cabo de cuatro años pasó a ocupar el cargo de director del puerto deportivo de Santa Ponsa. Una ocupación que actualmente compagina con la presidencia de la Asociación de Puertos de Baleares y la secretaría general de la Federación Nacional. Es, evidentemente, un gran aficionado a todos los deportes relacionados con el motor, especialmente la motonáutica, y la vela.


Desde su llegada a Mallorca ha sido testigo de una importante evolución del sector.

La náutica ha cambiado mucho en los últimos quince años, de pequeñas embarcaciones se ha pasado a barcos mucho más sofisticados, con una tecnología muy superior, y en estos momentos Baleares es uno de los puntos más importantes del Mediterráneo de invernada de embarcaciones. Antes, cuando hablábamos de puertos como los de la Costa Azul nos parecía algo inalcanzable y hoy tenemos puertos que están perfectamente a su altura.

Uno de los principales retos actuales debe pasar por la desestacionalización.

El famoso proceso de estacionalización se está realizando un poco tímidamente en el sector de la náutica, es un turismo que está un poco mal visto por la opinión pública, cuando en realidad no es un turismo "depredador", sino que comparativamente es respetuoso. Las instalaciones, lógicamente, tienen que existir para que pueda desarrollarse esta actividad. Yo estoy totalmente de acuerdo en que hay que tener una gran sensibilización respecto a todo lo que es consumo de costa y de medio ambiente, pero a grandes rasgos es un turismo bastante respetuoso con el medio. Las embarcaciones están cada vez más preparadas para no contaminar, no vierten residuos al agua, y en cuanto al tópico que se arrojan desperdicios por la borda, si esto ocurre, son los mismos individuos que tiran colillas u otros desperdicios por la ventanilla de su coche. No es un sector menos respetuoso.

Actualmente, vivimos un gran debate urbanístico, de protección del territorio. Usted tiene ya experiencia en la batalla con las organizaciones ecologistas.

He tenido alguna querella criminal, si es a lo que Vd se refiere. Yo siempre he defendido el principio que cuando hay desarrollo tiene que haber un mínimo consumo de naturaleza, no se puede desarrollar sin utilizar los recursos. Baleares tiene que seguir creando riqueza, aunque entiendo también que tiene que haber un equilibrio. Y dentro de ese equilibrio, el turismo náutico deja una importante riqueza con un mínimo consumo. Lo que pasa es que se percibe como algo elitista, cuando creo que lo importante sería fijarse en su elevada rentabilidad. En Baleares genera más de 50.000 millones de pesetas. Mi principal discrepancia con los grupos ecologistas siempre ha sido que yo entiendo que tiene que existir una protestan, un freno razonado, no una oposición sistemática sin aporte de soluciones. En alguna ocasión hemos llamado a estos grupos para que conocieran iniciativas y soluciones, por ejemplo ante un posible vertido de hidrocarburos en un puerto deportivo, y la contestación fue que no les importaban las soluciones sino el problema. Esto me da a entender que es una postura que tiende al infinito, como algo así parecido a la santidad.

¿Cuál es el potencial de crecimiento del turismo náutico?

Es una cuestión que depende de la voluntad política. Actualmente, hay una moratoria en la construcción de puertos deportivos y, por lo tanto, el crecimiento en número de amarres está limitado. Nosotros pensamos que en el futuro habrá posibilidad de hacer algunas ampliaciones justificadas en determinados puertos, pero en cualquier caso, en las nuevas instalaciones se tendrán que tener mucho más en cuenta factores como la necesidad y el gasto ecológico. Porque no se trata de construir un gran puerto deportivo sino que armónicamente debe existir una industria hotelera, y de servicios a su alrededor o lo que es más importante la seguridad, para que un puerto tenga éxito. La tendencia es, en todo caso, al crecimiento, ya que en nuestros países competidores hay un número de embarcaciones por habitante muy superior al nuestro y aunque sólo sea por una cuestión de vasos comunicantes la tendencia es al alza.

Lo que es indiscutible es la saturación que se registra en verano.

A veces encontrar un amarre en verano se convierte en un drama y habría opciones como utilizar los antepuertos o dársenas o calas con sistemas de fondeo controlado. En ese sentido hay una experiencia como la de Cabrera que ha funcionado muy bien y eso se podría extender a otros puntos siempre que hubiese alguien que se encargase de dar servicio a estas embarcaciones y de controlarlo. Esa podría ser una posibilidad a corto plazo y después estoy convencido que habrá puertos que tendrán que ampliarse. Por otro lado, el crecimiento del negocio sube como consecuencia debido a la mayor tecnificación de los barcos, que cada vez requieren mayores cuidados, personal muy especializado y todo eso hace que se vaya creando una industria de servicios a su alrededor. Y ese en Baleares puede ser uno de los objetivos: formación de gente para que pueda acceder al mercado de mantenimiento de embarcaciones.

A pesar de las limitaciones, el diagnóstico del sector parece optimista.

Yo diría que es un sector muy sano, con un gran potencial, que actualmente sufre una moratoria en cuanto a instalaciones. Tenemos una ventaja que es Mallorca, con su clima, sus comunicaciones, que hace que sea una isla con unas características difíciles de igualar. Países competidores como Portugal, Grecia, Croacia, Turquía o Marruecos están todavía a muchos años luz, porque no se trata sólo de construir un gran puerto deportivo sino que también tiene que existir una industria hotelera y de servicios a su alrededor para que un puerto tenga éxito. Creo que es importante que la náutica se vea como una industria, que tiene sus beneficios y hay que tratarla como tal. Y dentro de las industrias creo que es una de las que da mejor rendimiento, sin olvidar que puede jugar un importante papel en la desestacionalización de la actividad turística.