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“La Universitat se ha de acercar a la empresa, y la empresa a la Universitat”
Hace casi un cuarto de siglo que, en 1983, Montserrat Casas Ametller, nacida en la localidad de Hostalric (Girona) en 1955, se incorporó a la entonces jovencísima Universitat de les Illes Balears (UIB) de la que, desde 1994, es catedrática de Física Atómica, Molecular y Nuclear. Formada en la Universitat Autònoma de Barcelona, por la que obtuvo su doctorado y de la que también fue profesora a lo largo de seis años, su línea de investigación se ha orientado a los sistemas cuánticos y la contaminación radioactiva ambiental. Su trabajo le ha llevado a periodos de estancia en centros académicos de Francia, Italia y Argentina; forma parte del grupo de investigación de Física Atómica, Molecular y Nuclear y cuenta en su haber con 160 publicaciones de ámbito internacional, y dos libros en calidad de coautora. Responsable de distintos cargos en su departamento, entre 2000 y 2005 actúa como Síndic de Greuges de la UIB. Más recientemente gana las elecciones al rectorado, convirtiéndose en la primera mujer que accede a este cargo en la Universitat balear. También es vicepresidenta de la Associació d’Amics del Museu de la Ciencia i de la Técnica de les Illes Balears.
-¿Cuál podríamos decir que es, a grandes rasgos, la situación actual de la Universitat de les Illes Balears?
-La situación es la de una universidad con un amplio abanico de estudios: diplomaturas, licenciaturas y doctorados, que con la adaptación al Espacio Europeo de Enseñanza Superior se tienen que transformar en grados y posgrados. Tenemos veintiún másters y, entre másters y antiguos programas de doctorado, catorce poseen la mención de calidad del Ministerio, el máximo reconocimiento. Estamos hablando de estudios oficiales. En el ámbito de la investigación, la UIB tiene grupos competitivos a nivel internacional y un trabajo nada despreciable en el terreno de la innovación, con conocimientos directamente aplicables a las empresas. ¿Qué falta para ser más competitivos? Disponer de la estructura de capital humano adecuada, en otras comunidades autónomas han realizado una apuesta fuerte por captar capital humano que tenga ya la formación adecuada y consolidar una plantilla propia de investigación. Y las infraestructuras adecuadas, que ya están en marcha gracias al consorcio con el Govern, como la remodelación del edificio Ramon Llull, la reforma de Can Oleo, la adecuación de la sede de Alaior, la Biblioteca Central y el Edificio Interedepartamental. En definitiva, ésta es una universidad que trabaja bastante, pero que, cada vez más, necesita una financiación adecuada; y que ha de rendir cuentas de todo lo que hace, porque para eso es un organismo público.
-A este respecto, ¿cómo deberían ser las relaciones de la UIB con el nuevo Govern de centro-izquierda, recientemente constituido?
-Espero que lo más estrechas posibles. Para crear competitividad hace falta tener más personas en la enseñanza superior. Efectuar una apuesta clara por las nuevas tecnologías y la investigación es difícil sin contar con la universidad. Y no estamos bien situados en este ámbito. En el conjunto de las comunidades autónomas, de la población de entre dieciocho y veintitrés años, el 40 por ciento y en algunos casos el 50 por ciento está en la universidad. En Baleares es el 23 por ciento, menos de la mitad que en otras comunidades.
-¿Cuáles van a ser sus actuaciones, para intentar corregir ese porcentaje?
-Inmediatamente, de cara al curso que viene, vamos a potenciar el trabajo en el proceso de transición a la universidad. Eso nos permite entrar en contacto con los centros de enseñanza secundaria. Tenemos que trabajar con las familias, con los estudiantes y con los agentes sociales. Quienes contratan de manera sistemática a personas de dieciséis años no se deberían beneficiar de ciertas ventajas. Poner a trabajar a una persona cuando acaba la enseñanza obligatoria representa un problema social, porque luego no suele poseer los recursos suficientes para adaptarse a otro tipo de trabajo. A los dieciséis años, se puede encontrar fácilmente un trabajo poco cualificado. Si eso se acaba, a los veinte y pico años, lo que le parecía un salario importante ya no existe y esta persona tampoco tiene las herramientas para encontrar otro puesto. Así que ésta es una tarea social que se ha de realizar con los estudiantes, con las familias y con los agentes sociales, que somos los responsables de que esto no pase.
-¿No se debería contratar a personas de dieciséis años?
-Se debería limitar.
-¿Es uno de los grandes problemas que tenemos planteados, ese escaso acceso de nuestros jóvenes a la universidad y su temprana incorporación al mercado laboral?
-Es un problema importante en esta sociedad. Porque los ejes de nuestra economía son, primero, el turismo, y, segundo, la construcción, que, en general, no necesitan gran cantidad de personal cualificado. Eso hace que sea bastante fácil para un joven encontrar trabajo. Y si en el entorno social y familiar no hay una valoración de lo que es la cultura, de la importancia de poseer unos conocimientos… Es cuestión de que hemos pasado de una economía, a principios del XX, bastante agrícola, a una sociedad de servicios, y al no haberse producido una revolución industrial importante, hay una serie de valores que no se han consolidado. Se ha ganado dinero de modo relativamente fácil y parece que siempre sea así.
-Sí, pero los porcentajes no son tan bajos en otras comunidades turísticas. Como Canarias, que también son unas Islas.
-En Canarias hay bastantes más universitarios. También es verdad que la de aquí es una universidad joven, tiene treinta años. Los canarios tienen dos universidades con una tradición arraigada. Y otras comunidades turísticas, como Valencia o Cataluña, han tenido un fuerte desarrollo industrial...
-Ya que hablamos de cuestiones directamente relacionadas con ello, ¿cómo considera que se encuentran las relaciones entre Universitat y empresas?
-La Universitat se ha de acercar a la empresa, y la empresa a la Universitat. Existen procesos de innovación que realiza la Universitat que se pueden aplicar a la empresa, y la empresa dispone de procesos que pueden resultarle útiles al mundo universitario. Contamos con un delegado del Vicerrectorado para la Innovación que tiene despacho en la Fundació Universitat Empresa, que conoce la empresa, para explicar a las empresas qué es lo que la Universitat les puede aportar. Se tiene la idea de que hay unos estudios concretos que están relacionados con el mundo empresarial. Pero en Estados Unidos, los licenciados en Filosofía tienen una presencia como gestores de recursos humanos. Las personas del ámbito del turismo tienen y ha de tener una relación muy importante con nuestro ámbito empresarial, pero no son los únicos. Por ejemplo, algunas empresas no están pidiendo colaboración sobre la denominación de origen de la sobrasada, y eso son aplicaciones de tipo químico o biológico que se pueden realizar en la Universitat. Otra cuestión importante consiste en las prácticas. Y otro aspecto es que estamos dedicando a investigación menos del 0,3 por ciento de nuestro Producto Interior Bruto. Recientemente estuve en la Universidad del País Vasco y allí pretenden llegar al 1,75 por ciento, del cual más del 50 por ciento lo aportan las empresas. Eso quiere decir que en Baleares no sólo quien gobierne, sino también el mundo empresarial, tendría que ir pensando en hacer una apuesta en este sentido.
-¿Cuáles son sus propósitos, por lo que hace a la Fundació Universitat Empresa?
-De potenciarla, tanto en el ámbito de la innovación como de los emprendedores. La idea es potenciar una actividad que ya funciona.
-Y que representa el vínculo más evidente de la Universitat con el mundo de la empresa.
-Pero no existe sólo esa relación. El presidente de la CAEB es miembro del Consejo Social y forma parte de la estructura de gobierno de la propia Universitat. De hecho, el Consejo tiene una representación de la Universitat muy pequeña. Hay diversas empresas que aportan unas cantidades a la Universitat, incluso subvencionan asignaturas. La relación con la empresa es lo más estrecha posible, es buena; mejorarla y potenciarla es la base para que, como en el caso del País Vasco, haya una parte importante de los recursos que los pongan las empresas.
-Refiriéndonos a la calidad de la UIB, ¿cómo ve usted que algunos estudiantes, o sus padres, prefieran cursar sus carreras fuera de las Islas, aunque dispongan aquí de los mismos estudios?
-Es aquello de que nos parece que lo de aquí no es bastante bueno. Pero no es así. Ésta es una Universitat de tanta calidad como cualquier otra. Entiendo esta idea de que para un estudiante, cuando tiene dieciocho años, supone una oportunidad de salir fuera. Pero tenemos una universidad de calidad, y siempre tiene la opción, a través del programa Erasmus, de estudiar el primer curso aquí, el segundo en Barcelona y el tercero en París, por ejemplo.
-Se comenta que el futuro de las universidades pasa por su especialización. ¿También en el caso de la UIB?
-Ésta ha de ser una universidad amplia, con un abanico amplio de estudios de grado. La condición insular no lo hace posible. Es en Madrid o en Barcelona, donde tienen varias universidades, donde sí pueden ser de carácter más técnico, o más jurídico. Nosotros estamos obligados a disponer de una variedad de estudios de grado, que sean de calidad. Y a nivel de posgrado también tenemos que plantearnos aquellos que necesite la propia gente de las Islas Baleares.
-¿De contenidos sobre turismo, por ejemplo?
-No solamente. En materia de Derecho, por ejemplo, para poder ejercer de abogado, debe existir. Y lo mismo el Curso de Adaptación Pedagógica, que pasará a ser un posgrado. No sólo el ámbito turístico, que también ha de estar. Queremos también potenciar al máximo los másters que tengan una proyección internacional y un certificado de calidad.
-La inmigración, que constituye una de las realidades más importantes de ahora mismo en el archipiélago, ¿también está presente en la UIB?
-Todavía no está llegando. Y no llega porque posiblemente la situación económica de estas familias no les hace plantearse esta opción. Se debería realizar una campaña seria de las becas para llegar a la universidad. Sí que hay extranjeros europeos que tienen aquí una segunda residencia y su hijo estudia aquí, Y uno de nuestros objetivos es también atraer a estudiantes de fuera. Para una universidad insular resulta más complicado. Pero en materia de posgrados sí es factible, en algunos de ellos más del 40 por ciento de los alumnos es de fuera.
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