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Los pactos que se han establecido entre las fuerzas de centro e izquierda, a raíz de las elecciones del 27 de mayo, han cambiado a las personas al frente de casi todos los organismos públicos más destacados de Baleares. La hasta ahora fuerza hegemónica, el Partido Popular, ha perdido casi todas sus posiciones protagonistas. Su 47 por ciento de los votos emitidos, en el conjunto de las Islas, se ha visto superado por el 53 por ciento que suman las restantes formaciones en la Cámara.
El líder de los socialistas, Francesc Antich, ha vuelto a la presidencia del Govern (que ya desempeñó entre 1999 y 2003, en virtud del entonces denominado “Pacto de Progreso”), gracias al acuerdo de PSOE y Bloc (Partit Socialista de Mallorca, Esquerra Unida, Els Verds y Esquerra Republicana de Catalunya) con Unió Mallorquina. A su vez, la líder de esta formación, Maria Antònia Munar, ha dejado la presidencia del Consell de Mallorca, que ha ostentado durante tres legislaturas consecutivas, para asumir la del Parlament. Mallorquín nacido en Caracas, 48 años, ex alcalde de Algaida, Francesc Antich se ha mostrado muy prudente, en su regreso al poder, para no repetir los errores que pudieron llevar al “Pacto de Progreso” a perder las elecciones de 2003.
Antich ha formado un gobierno en el que están incluidas las tres fuerzas que le dan apoyo parlamentario (30 de los 59 diputados autonómicos). También, como es lógico, se ven representados los distintos territorios insulares. Se pretendió que fuera también paritario (como el de Rodríguez Zapatero); finalmente, de las catorce carteras, ocho están ocupadas por hombres, y seis por mujeres.
La vuelta de Nájera
Contrasta la veteranía de algunos de los miembros del Gabinete Antich con la relativa inexperiencia de otros. Tal vez el nombramiento más comentado haya sido el de Margarita Nájera, bilbaína, histórica alcaldesa de Calvià, que de esta manera regresa al primer plano de la política, ahora como consellera de Treball i Formació. El ex presidente del Consell de Menorca Albert Moragues se convierte en el hombre fuerte del Govern, en la cartera de Presidencia.
El catedrático de la Universitat de les Illes Balears, Carles Manera, recientemente candidato a rector de la UIB, va a tener la oportunidad de darle un sesgo más práctico a sus estudios, como conseller de Economia i Hisenda. Por su parte, el arquitecto Jaume Carbonero, director general de Habitatge con el anterior “Pacto de Progreso”, recupera esa misma responsabilidad, ahora como conseller, lo que incluye también las obras públicas.
La “cuota” socialista en el Govern, lógicamente la más numerosa, de acuerdo con su número de votos y con sus diputados en el Parlament, comprende otros cuatro departamentos. Una profesora de enseñanza secundaria y que por lo tanto debe conocer bien el terreno, Bàrbara Galmés, asume la cartera de Educació i Cultura. Un médico, Vicenç Thomàs, se hace cargo de Salut i Consum. Una economista con notable experiencia en la gestión pública, Mercè Amer, desempeña la responsabilidad de la Agricultura i Pesca. Y una médica aragonesa residente en Eivissa, Àngeles Leciñena, pasa a encabezar la Conselleria d’Interior.
Una cartera clave en una comunidad como la nuestra, Turisme, es una de las tres que se han confiado a los liberales de Unió Mallorquina, en este caso en la persona de Francesc Buils; procede originariamente de la empresa privada, pero también cuenta con experiencia en la gestión pública. Los otros dos consejeros de esta misma formación son Miquel Àngel Grimalt, en Medi Ambient i Litoral, persona también con notable trayectoria dentro de la Administración; y un atleta, Mateu Cañellas, en un departamento, Esports i Joventut, que parece cuadrarle bastante.
Las fuerzas a la izquierda del PSOE han conseguido otras tres carteras dentro del nuevo Ejecutivo autonómico. Biel Vicens, un biólogo que ha desempeñado la secretaría general del Partit Socialista de Mallorca, es el nuevo responsable de Mobilitat (o, lo que viene a ser lo mismo, transportes) i Ordenació del Territori. El Bloc asume también la Conselleria de Benestar Social, Inmigración i Cooperació, en la persona de la psicóloga Josefina Santiago, y de Comerç, Indústria i Energia, en la de la geógrafa e historiadora Francesca Vives.
Munar, en el Parlament
La persona que en buena medida, con su “sí” a la izquierda, ha hecho posible esta renovación en las principales instituciones de Baleares, pasa a desempeñar el segundo cargo en importancia de la Comunitat Autònoma. Es Maria Antònia Munar, mallorquina nacida en Barcelona y que inició su carrera política como jovencísima alcaldesa de Costitx en las primeras elecciones municipales democráticas desde la Guerra Civil, en 1979, entonces por la desaparecida Unión de Centro Democrático. Maria Antònia Munar ha preferido, en esta legislatura, la presidencia del Parlament. Le acompañan en la mesa la vicepresidenta socialista Aina Rado y el secretario Eduard Riudavets (Partit Socialista de Menorca-Els Verds) y los “populares” Pere Rotger (el anterior presidente), en la otra vicepresidencia, y Pere Palau, ex presidente del Consell d’Eivissa, en la otra secretaría. Por cierto que la Cámara, entre otras atribuciones, elige al representante de designación autonómica que le corresponde a Baleares en el Senado, cargo que ha recaído en el histórico del Bloc Pere Sampol, vicepresidente del Govern con el pacto del 99.
Otra mujer, al frente del Consell de Mallorca
Quien ha sustituido a Maria Antònia Munar al frente del Consell de Mallorca es otra mujer, la socialista Francina Armengol. El pacto entre PSOE, Bloc y UM en Baleares, Mallorca y Palma reserva para los primeros, la fuerza más votada entre las del pacto en los tres casos, las respectivas presidencias. Esta farmacéutica “inquera” encabeza un equipo de gobierno insular, éste sí paritario (seis mujeres y seis hombres) compuesto, también, de manera más o menos proporcionada, por representantes de las tres formaciones. Repiten tres de Unió Mallorquina: Antoni Pascual (Obres Públiques), Catalina Julve (Medi Ambient) y Dolça Mulet, que deja la cartera de Cultura propiamente dicha para pasar a encargarse de Esports i Promoció Sociocultural. Del Bloc se integran Joana Lluïsa Mascaró (Cultura), Miquel Rosselló (Cooperació Local) y Joan Lladó (Interior). Y del PSOE, Cosme Bonet (Presidència), Antoni Alemany (Hisenda), Maria Lluïsa Dubon (Territori), Maria Isabel Oliver (Economia i Turisme), Josefina Ramis (Igualtat) y Jaume Garau (Benestar Social). Pero, sin duda, la “estrella” política, en los resultados de estos últimos comicios, es la nueva alcaldesa de Palma. Aina Calvo, profesora de la Universitat de les Illes Balears, consiguió incrementar notablemente los votos del PSOE (en parte a costa del Bloc) y, en alianza con dicha formación y con UM, desalojar de Cort a los conservadores; ya que a la anterior alcaldesa, Catalina Cirer, le faltó un concejal para revalidar su mandato.
En Mallorca, al Partido Popular le han quedado, sin embargo, las alcaldías de las siguientes localidades más pobladas. En Calvià, segunda, e Inca, cuarta, cosecharon sendas mayorías absolutas Carlos Delgado y Pere Rotger, a quienes los comentaristas políticos consideran representativos de dos sectores, notablemente distantes, dentro de los conservadores isleños. También Manacor, el tercer municipio de la isla, queda en manos del “popular” Antoni Pastor, si bien, en este caso, mediante acuerdo con otra fuerza política, AIPC.
Giro de izquierdas en Ibiza y Formentera
El cambio de signo izquierdista, aunque por un número escaso de votos, ha resultado manifiesto en Ibiza; quizás, por la polémica causada por sus recientes obras públicas en materia de viales. El ex alcalde de la capital ibicenca, Francesc Tarrés, se convirtió el 9 de julio en el nuevo presidente de un Consell que, por primera vez, ya no es de las Pitiusas, sino solamente de la mayor de ellas, en virtud del nuevo Estatut d’Autonomia. Sólo que, en este caso, ello no ocurre en virtud de un pacto postelectoral: el PSOE y las fuerzas a su izquierda ya habían concurrido juntos a las elecciones del 27 de mayo.
La misma coalición mantiene también el Ayuntamiento de la capital ibicenca, ahora con una alcaldesa, Lourdes Costa. Por lo que se refiere al nuevo Consell de Formentera, el acuerdo se produce entre el grupo denominado, precisamente Gent per Formentera, encabezado por Jaume Ferrer, y los socialistas.
Menorca: Barceló, repite
Comparado con todas estas alteraciones del mapa político, Menorca queda, curiosamente, como esa “Isla de la Calma”, el apelativo literario con que Santiago Rusiñol distinguió a Mallorca. La presidenta de su Consell, Joana Barceló, ha sido elegida por tercera vez para este cargo. Mientras que también se han visto reelegidos al frente de sus respectivos consistorios los alcaldes de las dos ciudades principales (y eternas rivales) de la Isla: en Maó, el socialista Arturo Bagur, y en Ciutadella, Llorenç Brondo, del PP. Con lo que esta localidad se consolida como el bastión más destacado de los conservadores en tierras menorquinas, y uno de los más significativos que mantienen en el archipiélago.
El adiós de Jaume Matas
El 21 de junio, menos de un mes después de las elecciones, Jaume Matas Palou, presidente del Govern autonómico de Baleares a lo largo de los últimos cuatro años, anunciaba su renuncia al liderazgo del Partido Popular en las Islas y su retirada de la vida política. Asumía, de esta manera, el fracaso de sus intentos por llegar a un acuerdo con Unió Mallorquina, situada de nuevo prácticamente en el eje de la balanza entre izquierda y derecha, en virtud de los resultados, y que optó por decantarse por la alianza con el PSOE y el Bloc, tanto en el Consell de Mallorca como en la Comunitat Autònoma. Este economista de 51 años iniciaba su actividad política como director general, a finales de los ochenta. Fue uno de los jóvenes valores en los que confió el histórico dirigente Gabriel Cañellas, al designarle como conseller de Economia i Hisenda. La dimisión de Cañellas y la subsiguiente crisis interna del Partido Popular, con la breve presidencia de Cristòfol Soler, le impulsaron, en 1996, a convertirse en la primera autoridad del archipiélago. Jaume Matas fue presidente del Govern, en ese primer mandato, hasta las elecciones de 1999, cuando otro acuerdo de centro-izquierda, entonces bautizado como “pacto de progreso”, le relegó a la oposición. Sin embargo, el presidente del Gobierno, José María Aznar, le nombró ministro de Medio Ambiente. Desde esta responsabilidad tuvo que enfrentarse a la polémica sobre la propuesta de Plan Hidrológico Nacional o a la crisis del “Prestige”.
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